Franco fue el primer culé

Franco fue el primer culé de España

 


Es improbable que se cumplan los deseos de Vizcaíno Casas: «Si Franco levantase la cabeza» sabríamos que el Madrid (monárquico) no fue el equipo del régimen, y que el Caudillo dispuso en el Consejo de Ministros de Meirás (1965) recalificar Les Corts por tercera vez para salvar al Barcelona. A partir de ahora yo le llamaré farsa (con minúscula), porque, a mi juicio, es así cómo merecen que se les llamen

 

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  Veréis (en la foto) cómo el presidente Agustín Montal, de riguroso chaqué, entrega a Franco la medalla oro del farsa

 

  Mil millones de televidentes potenciales para seguir los lances por televisión de los mejores futbolistas del mundo. Real Madrid y farsa concitan en el estadio Bernabéu a los devotos del «clásico» y excitan los entusiasmos de los curiosos de cualquier latitud. Cada temporada así se vende: «es el partido del siglo».

 

Un Madrid- farsa segrega tanta testosterona como una semifinal o final del Mundial de Sudáfrica o los cien metros de Usain Bolt. La audiencia en España rebasa el 53% de cuota de pantalla, y eso supone pegar al televisor a quince millones de espectadores. La desagregación matemática de los que trabajan durante el gran espectáculo del coliseo madridista, los que se aburren en vida u odian el fútbol da argumentos para tropezar con el recurrente «el Madrid-Barça paralizó a medio país».

 

La CCTV, para China; Al Jazeera, para Oriente Medio, NTV, para Rusia; Televisa, para Sudamérica; Superesport, para África, además de los canales que surten a Europa, dan pábulo a una caldera desbordante de paroxismo. El farsa acredita ser (eso dicen ellos) hoy por hoy, el mejor equipo del mundo, pero el Madrid, como club, lo ha sido del siglo XX por señorío, gestas y estadísticas, aunque el que esto suscribe, con eso del señorío no ha estado de acuerdo nunca ni lo estará.

 

No basta para Florentino: en Rocroi comenzó el declive de los Tercios españoles; en las Navas de Tolosa, el de los árabes. Messi, Iniesta, Xavi son los arqueros y arcabuceros que llenan (supuestamente) de bajas blancas el campo de batalla.

 

Tras la épica noche de la Supercopa, y antes de la Liga, y antes de la Copa del Rey, y antes de lustros, décadas y siglos (el pasado) de triunfos y gloria DEL MEJOR EQUIPO DEL SIGLO XX Y DE LA HISTORIA DE UN DEPORTE LLAMADO FÚTBOL, decir lo siguiente: FRANCO FUE EL PRIMER CULÉ DE ESPAÑA, el farsa ganó más copas del Generalísimo durante la Dictadura que nadie, el Madrid apoyó a la Familia Real en el exilio de Lausana y la Barcelona republicana negó el pan y la sal al Madrid de 1936.

 

FRANCO RECIBE LA PRIMERA MEDALLA DE ORO DEL FÚTBOL, CLUB BARCELONA EN 1971 tras la inauguración del Palau Blaugrana y del Palau de Gel, financiados por el Estado con 42 millones de pesetas a fondo perdido. En 1974, el presidente Agustín Montal impone la segunda medalla de oro del club al primer culé de España, dada su condición de Jefe de Estado, con motivo del 75 aniversario de su fundación.

 

La Copa del Generalísimo echa a rodar en plena Guerra Civil, 1938, y concluye con la muerte del general en 1975. Durante el franquismo y/o bajo la dictadura, el Barcelona es el equipo que conquista más copas del Generalísimo: 9 trofeos. Curiosamente, el Athlétic de Bilbao, otra entidad que tiene como timbre de gloria el nacionalismo de su cantera se niega trabajo a un futbolista por ser de Vigo o de Almería obtiene 9 galardones.

 

Los nacionalistas catalanes y vascos suman 18 laureles y baten irremisiblemente al Real Madrid que suma seis copas o lo que es lo mismo, a la «caverna mediática madrileña».

 

La paranoia de borrar cualquier vestigio de franquismo de la intrahistoria azulgrana responde a los gustos actuales, pero los hechos deportivos son los que son: el Barça, además, suma a sus vitrinas dos y seis trofeos del Generalísimo en las categorías de aficionados y juveniles.

 

La permanente diatriba de que «el Madrid ha sido el equipo del régimen» no se sostiene, entre otras razones por las cronológicas: el Madrid obtiene el título de Real Club en junio de 1920, y eso significa incorporar a su escudo la corona de los Borbones y nombrar presidente de honor a SM Alfonso XIII.

 

Montal hará lo mismo en 1974: acercarse al poder y agradecerle su apoyo (dinero), ungiendo a Franco con el título de primer culé de España para luego, otros, abjurar de su condecorado dictador.

 

De la misma forma que los directivos blaugranas de hoy deciden romper con su pasado, en abril de 1931, con el advenimiento de la II República, el Madrid pierde su condición de «Real» por el método de la imposición que Azaña protagoniza: «España ha dejado de ser católica», pero no su inclinación monárquica como más tarde se verá.

 

En todo caso, el club de la calle Concha Espina observa las normas de cortesía y las institucionales con las autoridades republicanas, como lo hará más tarde con las franquistas.

 

Curiosamente, «el equipo del régimen» resulta que gana los campeonatos de Liga de 1932 y 1933, y las Copas de España, que luego serán del Generalísimo y del Rey, de 1934 y 1936. De 1932 a 1936, los merengues se imponen a sus rivales de Canaletas en Liga por 2-0, 2-1, 4-0, 8-2 y 3-0 en Chamartín. A partir del «Año de la Victoria» (1939) se acaba la buena estrella, la edad de oro del Real en la República.

 

Más que el franquismo, la Falange se aproxima al Atlético de Aviación (hoy en Atlético de Madrid) que sí será «el equipo del Régimen» en los años 40, puesto que el deporte será una cuestión de Estado, o sea, la semilla interminable de la propaganda ideológica.

 

Del Atlético de Aviación se dice que se desplaza en avión, claro. Para ello, el club colchonero tendrá que adherirse por pasiva y por activa a la política oficial. Los no favorecidos con las mamandurrias del régimen lo hacen en autobuses de gasógeno, como el de la compañía Automóviles El Luarca SA (Alsa), que estrena el Real Oviedo, según el relato delicioso de sobremesa a EL CORREO (1989) de Manuel Sarmiento Birba, el periodista gallego que se licencia en Leyes por la Universidad de Oviedo, funda el diario As y se convierte en la memoria histórica del fútbol español desde la Olimpiada de Amberes.

 

Con la falsa e injusta imputación de «equipo del régimen» y con el escándalo al que se pone sordina en junio de 1943, parecen anclarse los pilares de la invectiva «así, así, así gana el Madrid».

 

El escándalo en cuestión se refiere a la vuelta de un partido de Copa que enfrentan a Madrid y farsa en Chamartín. Efectivamente, el marcador final es de escándalo: 11-1, pero veamos lo que dicen Jordi García Candau, corresponsal de As en la Ciudad Condal, y Wikipedia.

 

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 «Los jugadores del Barcelona fueron amenazados por la Guardia Civil y les dijeron que de allí (de los vestuarios) no saldrían vivos si no perdían el partido», versión que se contradice con la inventada o fabulada que sitúa al director general de Seguridad en el lugar de los hechos para cohibir a los futbolistas catalanes. La Benemérita también los habría amedrentado por hablar en el descanso en catalán, lo cual no resulta creíble puesto que un año antes, en 1942, el decreto ley que prohibía el uso del catalán había sido abolido.
Por la misma razón que Franco, con la medalla de Oro del Barcelona, da a entender en la foto que Agustín Montal es más o menos franquista, la delegación del Real Madrid que rinde visita de cortesía a la Casa Real española en Lausana (1956) es más o menos monárquica.

 

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 Difieren ambas momentos, sin embargo, en que Franco ya ha abierto la mano en 1974, por tanto, no parecen obligados excesivos vasallajes, y la foto del exilio suizo, censurada por los periódicos «afines e inquebrantables» a la autarquía tiene un altísimo valor testimonial: está en juego que el Movimiento devuelva el trono a sus reyes y entronizar como tal a Juan III.

 

Pues bien, es el Real Madrid, por instrucciones del conservador y monárquico Bernabéu, al que le cabe el honor de dar oxígeno a la institución monárquica para fortuna de la Restauración y la propia democracia veinte años después.

 

Josep Sunyol es el presidente del farsa que muere fusilado por los nacionales en 1936. Y de ahí, el salto es tremendo hasta relacionar los éxitos deportivos del Real Madrid con el «fascismo». «Fútbol i feixismo» es el reportaje de la BBC divulgado en Cataluña con fines proteínicos; el antimadridismo es un cuerpo extraño que hay que alimentar.

 

La película Casablanca resulta manipulada hasta el frenesí en Internet. Cuando los miembros de la resistencia osan cantar La Marsellesa ante los alemanes, suena el himno del farsa; y cuando los alemanes suben la voz para entonar el Die watch am Rhein, suena el himno del Madrid. Son las nuevas tecnologías, utilizadas para inocular dosis sucesivas de odio.Fútbol i feixismo analiza los intentos manipuladores de Mussolini en la Copa del Mundo, en 1934, y de Hitler en los JJOO de 1936 para demostrar al mundo la superioridad de la raza aria. Pero con Franco no será posible la manipulación: la URSS de Yashin no se deja vencer ni comprar en la final de la Copa de Europa de Naciones de 1964. Franco, eso sí, tiene un especial empeño, en que el combinado nacional de los gallegos Amancio y Marcelino gane a los comunistas rusos. Hasta que el general muere en 1975 no habrá otra gesta que llevarse a la boca.

 

Con ese barniz de rigor al juntar a Franco con el fascismo, a ambos con el Real Madrid y cándidamente preguntarse ¿ por qué el Real Madrid gana siempre la Liga? la prensa de Barcelona está ignorando el principal activo del club blanco en Europa: sus nueve Copas de Europa.

 

Cinco de las cuales las conquista cuando Europa odia a la España franquista. No habrá trastiendas, ni arbitrajes espurios, ni amaños de resultados. El Madrid gana porque es superior y arrasa futbolísticamente. Franco reduce su perímetro a El Pardo, jamás viaja al extranjero, en todo caso, para alimentar el cuento chino de la «salvaguarda de Occidente «, abre la mano a los refugiados del Este.

 

Los futbolistas húngaros, los mejores del mundo en la década de los 50, entran en tropel en España. El golpe de propaganda beneficia al franquismo, y a continuación al barcelonismo. Conviene recordar a verdaderos fenómenos del balompié como Kubala, Kocszis y Çzibor.

 

El Real Madrid es un satélite que orbita de forma autónoma en el firmamento europeo, por eso el franquismo le pide allí donde vaya especialmente en los países comunistas del Este, donde no tiene embajadores que haga labores de intermediación.

 

El Madrid se convierte en el instrumento más eficaz de la política exterior del Gobierno español. El ministro que sustituye a Fraga que se va a Londres de embajador, Alfredo Sánchez Bella, dice del Real que «es la pieza clave, la mejor y mayor que hemos tenido en los últimos tiempos para afirmar nuestra popularidad fuera de las fronteras».

 

Cuando se agota el ciclo vital de Don Santiago Bernabéu, otra vez se producen juicios de valor desproporcionados; se hace una inquietante analogía entre él y Franco, por el estilo gestual de mando y longevidad.

 

Que el Caudillo mande, haga saber y ordene no es malo para el Barça, antes al contrario. Gracias a una decisión del dictador consistente en vender Les Corts, los azulgranas borran de un plumazo sus deudas. Hay hasta tres recalificaciones de los viejos terrenos de Les Corts. La tercera toma carta de naturaleza en el Consejo de Ministros que Franco preside en Meirás el 13 de agosto de 1965. Torcuato Fernández Miranda, por muñidor, será nombrado soci d´honor.

 

Esta es la Biblia hecha fútbol en forma de desenmascaramiento de TANTAS MENTIRAS HISTÓRICAS DEL FARSA.

 

Por Javier Muñoz Bargueño
@jmunozbar

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